Enlace Cultura con Juan Stagnaro

El director de “Casas de fuego”, filme que se filmó en el año 1995 en Jujuy, accedió a una breve charla para manifestar la emoción de haber vuelto, invitado por el Festival “Ventana Andina” a recorrer las locaciones donde fue filmada la película.

La película que cuenta la lucha del doctor Salvador Mazza por la salud de los más humildes a principios del siglo pasado, contó con el trabajo actoral protagónico de Miguel Ángel Solá, Pastora Vega y Carola Reyna. Se estrenó el 31 de agosto de 1995 y fue ganadora de siete premios. Los roles secundarios contaron con las actuaciones de artistas jujeños como Adán Cesarini, Damián “Tito” Guerra, Heymo López, Rubén Iriarte, Alejandro Aldana y Martín Reynaga, entre otros.

¿No había vuelto por estos lados, después de terminada la película?

Nunca, y no es casual. La memoria quedó, se fue fundiendo entre lo real, y quedó en la película, para mí eso era la película. El hecho de la distancia en el tiempo y volver ahora, veinte años después, a esta realidad, me parece absolutamente increíble.

Es mágico recorrer cada rinconcito, es mágico que exista esta casa todavía. Es como iniciar otra película de la distancia en el tiempo.

El hecho de que esta casa esté así, casi como una ruina, con lo que la naturaleza hizo de la ficción es muy conmovedor.

¿Se había imaginado esta experiencia a los veinte años?

Esperaba una cosa más sencilla. Creo que es más mágico esto todavía. Esto es la memoria.

¿Qué reflexión haces?

En aquel momento la emoción era por realizar un sueño. Hoy para mí es muy impresionante porque la película sigue vigente, y el tema, el mal de chagas, sigue siendo una realidad… como la película no es de época no registra el paso del tiempo. En la película se registra una historia del ’29, del ’30, el ’40. Entonces es como que no hubiera envejecido.

¿Es una característica de la Argentina, esto de que pasan los años y seguimos con los mismos temas?

Sí, convivir con los temas sin resolverlos.

¿El cine es el reflejo de eso?

El cine me parece que cumplió una función. Me emociona mucho cuando veo chicos jóvenes que me dicen que vieron mi película en la escuela. A mí me mata eso.

En este marco, ¿cómo ve al cine argentino?

Tiene mucha fuerza, la verdad que se ha diversificado. Hay otras generaciones, la tecnología cambió enormemente. En aquel momento (hace veinte años), hacer una película era como ser un samurái, tenía como una cosa de austeridad generalizada, y éramos pocos los que podíamos hacerlo. Hoy se ha democratizado y es fantástico esto, al mismo tiempo quedan como islas las películas que no se olvidan, y en ese marco creo que “Casas de fuego” ocupa un pequeño lugar.

¿Cuál es la mejor manera de hacer una película en nuestros lugares?

Escuchando al pueblo, impregnándome de las historias locales para que surja lo que se puede hacer. Creo que el cine que mejor sale es el que se genera en el propio lugar, por la historia, la cultura.

¿Qué reflexión le merece “Ventana Andina”?

Me parece maravilloso primero que haya una reivindicación del cine regionalizado, con el hecho de traer cinematografía que no es conocida; el hecho de que nos veamos a la cara con peruanos, bolivianos, chilenos, paraguayos.

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