21 noviembre, 2024

EL ÚLTIMO CARNAVAL EN JUJUY II

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Las miradas de Negra Cabana y Ricardo Dubin

Para hablar de este tema y de la valoración del carnaval, consultamos a dos personalidades autorizadas para dar su postura, Beatriz “Negra” Cabana, cantora, coplera, cultora de las costumkbres y tradiciones de nuestros ancestros, quien suele evantar la la bandera de la defensa de la libertad femenina y de la libertad de los ueblos proginarios; y Ricardo Dubin, periodista, escritor, docente, quien nació en Buenos Aires, pero eligió Tilcara para radicarse y criar a sus hijos, y asumió como propia esta cultura que hoy conoce y respeta, practica y difunde, con más conocimiento que mucho jujeños de nacimiento.

Estos son sus conceptos:

Celebrar la cosecha (por Negra Cabana)

El carnaval es una práctica de vivir, es como toda nuestra cultura, viene de un ancestral sentido agrícola, de una relación que tienen el hombre y la mujer con la tierra.

Es el tiempo de la cosecha, por lo tanto, del agradecimiento. El carnaval jujeño es muy similar en la intencionalidad al de Bolivia, y a una parte de la Cosmovisión Andina. Es un agradecimiento a la producción que hizo la tierra con las manos del hombre y de la mujer. Es el tiempo en que cosechan los frutos y se festeja que como decían nuestros tatarabuelos “vamos a tener comida para todo el año”. Pero hoy lo vivimos con muchos altibajos. Para mí, el carnaval es un encuentro con la gente querida, con quienes uno ha compartido algo de niña, de joven. Siempre nos acordamos de una comparsa, de un grupo de amigos, con los que cantábamos canciones que aludían a un grupo o a un pueblo.

En La Quiaca, nosotros teníamos casi como la obligación de elegir una comparsa. Y la que teníamos en mi pueblo era La Yaveña, allí estaban todos los hijos de los que se vinieron de Yavi a La Quiaca, para trabajar cuando comenzaban el ferrocarril y la aduana. Todos esos momentos quedaron en mi corazón y mi memoria.

La otra comparsa era la de los jóvenes estudiantes. Cada comparsa tenía su afinidad y su grupo.  Recuerdo a Juvenilia, Club Social, Los Paraguayos, etc. Cada comparsa tenía su reglamento interno, y también su canto.: “La yaveña, aquí había sido tu casa, quizás yaveña tengas dueño…” y la de Los Paraguayos “Pa- ra- guay, qué soy?, paraguayo yo soy”. Es un canto colectivo profundo.

La tergiversación, inadecuación de lo que nosotros vivimos en un tiempo lo que era carnaval, y lo que es hoy, que es un desborde, tiene algo que ver con esa popularidad que le dio a esta parte de la Tierra, la declaración de la Quebrada como Patrimonio Cultural de la Humanidad. El colapso de los pueblos que tienen sus tradiciones, que han sido casi ocultos en un tiempo o cuidados por su mismo pueblo, y ahora como es culturalmente “tenemos” que compartirlo con el mundo en esta globalización.

Este tipo de estrategias trae una consecuencia, porque son pueblos que no se han podido vender en un tiempo, porque se han cuidado. Han tenido a la quebrada y la puna como zona de preservación… y ahora el patrimonio se difunde sin cuidados. Por un lado festejamos que se nos conozca, todos sentimos que nos tenemos que sentir orgullosos de nuestra historia y de nuestra cultura. Pero las consecuencias a casi diez años es que también hemos visto que nos faltó cuidar muchos detalles. Sentimos y sufrimos la venta del carnaval y sus productos culturales.

La mayor parte de la gente invitada por el turismo viene al festejo desbordado, y a tirar toda la algarabía que tienen, el desenfreno, y eso duele. Pero estamos en un mundo globalizado y esto es parte del “toma y daca” de una sociedad liberal. Somos parte de una economía liberal de venta libre, y la cultura se vende.

La preservación tiene que ser integral, estamos a tiempo. Ha habido una imposición cultural que el carnaval sea la fiesta de la carne.

Recuerdo que la alegría y el alcohol siempre existieron en el carnaval pero no tanto como ahora. Había una cohesión grupal, una solidaridad, no se pagaba entrada porque era en las casas. Era un festejo coparticipable, y se basaba en las invitaciones de los vecinos.

El carnaval es la gente que trabaja la tierra. Se celebra que tenemos comida para el resto del año, pero el mundo ha cambiado. Hoy tenemos otro tipo de productividad, tenemos un sistema capitalista que nos rige y que nos manda, y estos valores se van perdiendo, y nos sentimos impotentes, porque por momentos sentimos que no hay ningún tipo de preservación posible. Pero no pierdo la esperanza. Todavía estamos a tiempo de preservar algunos hitos de la cultura jujeña.

Hay que promocionar mejor el carnaval (por Ricardo Dubín)

Lo que se conoce no es el carnaval. Lo que está fallando es cómo hacer para que la gente que llega, sepa que llega a un lugar particular, con una cultura particular, con un carnaval particular, que puede enriquecer a la gente.

El que viene puede enriquecerse muchísimo con esto, pero no se lo estamos brindando porque la publicidad que hacemos más bien dice “venga a divertirse” y nada más, cuando hay un montón de códigos, normas y de características que tiene nuestra cultura para festejar el carnaval, que son maravillosas y se ven tapadas con tanto ruido.

La gente llega con una información que no es suficiente. Es como si uno pasara mirando un cuadro magnífico, y nadie te explica qué es esa obra que estás por ver, y pasas sin enterarte que es una obra antigua, valiosísima, etc., etc.

La promoción debería decir claramente “venga a ver esto que es muy particular”. Es como entrar a un restaurante vegetariano, que si no te avisan que lo es, vos entrás y pedís un asado. Si te avisan sabes que tenés que pedir verduras, o ir a otro lugar si no te gusta eso. Lo ideal sería que el que saca el pasaje para Jujuy sepa a qué viene.

Acá convertimos, quizás por las características de la modernidad, a la cultura en una especie de mercancía, y es muy discutible si se podría evitar, si había que hacerlo, si podíamos no haberlo hecho. Pero está bueno que se diga a qué se viene.

Hay mucha gente que está muy capacitada para hacer buenas campañas publicitarias y podría encararlo con muy buen criterio, para que se instale en el mercado.

También hay una confusión en pensar que decir patrimonio es decir patrimonio turístico. El concepto de patrimonio tiene que ver con la preservación, no con la necesidad de mostrarlo. Es decir esto es valioso, único y no se tiene que perder. No hay que confundir con objeto turístico, aunque pueden ir de la mano, pero con mucho cuidado.

Tampoco se puede pensar que el carnaval puede ser un éxito o no, porque no es un festival. El carnaval es una manifestación de un pueblo en determinado momento del año, y dentro de un marco cultural, y es así. No se puede medir si fracasa o no.

En el caso de Tilcara estamos hablando de un pueblo que ya ha recibido muchas violencias, y creo que a esta también la va a resistir. Hay que ver cómo le encontramos la punta al ovillo.

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