«Irredenta» no se redimió
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Muchos silencios innecesarios, muchos gestos que sonaban exagerados al punto de provocar incredulidad, y algunos movimientos poco específicos dentro de la escena, dieron por resultado una puesta que no logró exaltar ni el prestigio de la autora, ni el del director.
El fin de semana pasada se presentó en Jujuy, en la sala del teatro El Pasillo, la obra “Irredenta” del Grupo de Investigación Teatral (GIT) de Salta.. La escribió Beatriz Mosquera, reconocida dramaturga argentina que suele prestar atención a cuestiones sociales muy reales –esto sí se vio-, pero en general la historia contada en las noches del viernes y el sábado en Jujuy, no atraparon a una platea un poco vacía -en el caso del sábado, quizás por la lluvia-.
Lo cierto es que ni el nombre de la creadora del texto, ni la dirección de Jorge Renoldi, pudieron levantar un conjunto de actuaciones que parecían o de poco oficio o de poco ensayo. Salvando algunos momentos como los del actor Gonzalo Alanis, el más acertado desde su imagen, que además supo aprovechar su voz (cantando) para darle un toque diferenciado a sus intervenciones (él hace el papel de una prostituta trans, Dolores); y otros momentos de la madama Lola, interpretada por Cristina Sánchez, el trabajo actoral no fue destacado.
Las otras dos actrices, que interpretan a prostitutas jóvenes con dramáticas historias de vida, Casandra Pennella (en el papel de Irredenta) y Romina Apaza María (en el papel de Azul), no mantuvieron un nivel en sus actuaciones que permitiera ver en ellas a las verdaderas protagonistas. Los tonos de voz, en momentos exageraron su estridencia, y los gestos su capacidad de contar un dolor.
Todos los personajes sufren, a su manera los amores, desamores y la suerte que les tocó en la vida. Es Lola la que además de regentearlos a todos en este oficio de una casa de citas, quien los contiene y los protege, con dureza pero con realismo y mucha generosidad.
La humanidad dentro de un prostíbulo y la verdad de sus historias, no es un tema nuevo para reflejar en una obra dramática (hay otras obras que logran mejor transmitir este reflejo de una parte de la sociedad que necesita donde apoyarse). Esta obra pareciera no sostenerse desde el texto, ni desde la puesta, ni desde las actuaciones.
Puede haber sido una mala función, o simplemente ser una propuesta que necesita evolucionar un poco más en el tiempo y sobre los escenarios.
Hay que destacar sí, el porte de los actores elegidos para estos personajes, son imponentes, bellos y sobre el escenario estéticamente llaman mucho la atención.
Faltó contundencia en el cierre de la historia, que también resultó un poco larga en esta versión salteña de “Irredenta”.
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