4 diciembre, 2024

Martín Giner, referente del humor en el teatro contemporáneo argentino

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“El humor es un ejercicio intelectual

y una experiencia de comunión”

 

 

Lic. María Eugenia Montero

El dramaturgo y director Martín Giner nació en Buenos Aires, pero adoptó la provincia de Tucumán como su lugar de formación, crecimiento y desarrollo de su carrera. En los últimos 15 años adquirió a nivel nacional, a pesar de su juventud, una aceptación inusitada, que hace que sus obras sean llevadas a escenas por innumerables elencos de todo el país, y aún de otros países.

Su estilo es el humor inteligente, ácido, y la creatividad extrema a la hora de enmarcar algo en una historia. Cada una de sus obras teatrales tiene una historia totalmente diferente, ocurrente, atrapante.

En este tren de éxito de convocatoria, Giner, se acercó mucho a Jujuy, a partir de que tres elencos por lo menos eligieron más de tres de sus obras para llevarlas a las tablas en los últimos años.

El suele estrenar sus propias obras con elencos que selecciona especialmente en Tucumán. Luego llega el tiempo en que sus obras vuelan y son puestas en escena con otros directores, otros elencos y en otros lugares. El año pasado sin ir más lejos, tres de sus obras fueron estrenadas en Jujuy: “Terapia, comedia en tres sesiones y un diagnóstico” elegida por el grupo La Mirada con dirección del jujeño Erwin Sebastián Ruiz; “Freak Show, circo de fenómenos” actuada por La Sombra Teatro con dirección de Gabriela Espinosa (quien además emprendió un proyecto radial con el nombre de esta pobra en este 2016); y “Mediopueblo” realizada por el grupo La Rosa con dirección de Germán Romano.

Este último elenco además, lo convocó este año para no sólo pedirle otra de sus obras, sino  para que la dirija con elenco jujeño. Así es que durante este año, Giner tuvo un poco más de tiempo en nuestra ciudad. Dirigió la obra recientemente estrenada “Un tonto en una caja”, nuevamente a cargo de La Rosa.

Y su contacto más reciente con Jujuy, fue haber participado como tallerista en el último Encuentro de Teatro Popular Latinoamericano. En este marco dio el taller sobre “Dramaturgia humorística: el humor y sus mecanismos”.

En uno de sus momentos por Jujuy, le pedimos una entrevista, a la que accedió con mucha amabilidad.

 

¿Sos exigente cuando otro dirige tu obra?

No, trato de que no. He visto bastante puestas, varias de las que se hicieron en México, de acá de Jujuy, de Salta, de Buenos Aires…

 

¿Qué descubrís en puestas que hacen otros?

Confirmo que hay más de una visión sobre mis textos, y eso es genial. Resulta que eso, que yo mastiqué tanto para encontrar el punto, tiene otros abordajes en otros directores, de los cuales yo ni me había dado cuenta.

Hay una puesta de una obra mía que se llama “Terapia”, donde yo planteo la escena en el consultorio de un analista, donde hay solamente una silla grande y una pequeña. Nada más. Y de repente, hay una versión de México de esta obra, de la que vi solo la foto, donde se hace en una plaza, donde hay unas reposeras gigantes, unas pelotas grandes, que no tiene nada que ver, pero se nota que está hecho con mucho trabajo, así que tengo muchísimas ganas de ver esa puesta.

Hay otra que es “Disección” que lleva una marionetas, y un elenco de Chile, que tuvo buenos recursos para producir porque había ganado un subsidio, la hizo completa con teatro de objetos, es decir hicieron todas marionetas, con unos muñecos bellísimos. Me halaga mucho que le encuentren otros costados a los textos.

 

¿Alguna vez actuaste?

Si, en obras de otros, y alguna mía, pero enseguida me día cuenta que estoy con un pie adentro (desde la actuación) y el otro afuera (el del director).  Pero claramente no tengo la capacidad para actuar y dirigir a la vez. Ya me di cuenta que lo mío es la dirección.

 

¿Vos hiciste la licenciatura en teatro?

Si, hice la carrera, y para la licenciatura me faltan algunas materias, que todos los años digo que las voy a hacer y no. Lo que pasa es que ya estoy haciendo teatro y es como que no siento la prioridad. Me parecía medio absurdo dejar de hacer teatro para recibirme. Ojalá que nunca necesite el papelito –dice riéndose-.

 

¿Cuál es tu meta, tu horizonte cuando emprendés tu laburo, o lo que más te preocupa?

Lo que más me preocupa es mi búsqueda, y capaz que eso no le significa nada al público, pero yo trato de probar hasta dónde puedo llegar. Cuando me surge una posibilidad, un desfaío, me voy para ahí. Con respecto al mensaje, yo estoy convencido que un texto tiene que tener un sustento ideológico, tiene que haber un autor con algo que decir, y con una postura clara respecto a eso. Pero eso que tiene que decir, me parece mejor que sea una pregunta, más que una certeza o una afirmación. La calidad de artista no nos da un estatus, ni moral, ni intelectual, para decir que los demás tienen que escuchar lo que yo digo.

Hay algo que es muy del arte, que es tener un mensaje y encriptarlo sobre capas y capas de arte, metáforas, palabras ambiguas, etc. pero en realidad, si hacemos eso, es porque no tenemos nada que decir, porque estamos diciendo algo que ya se ha dicho. Porque si hubiera algo interesante para decir, o si alguno de nosotros tuviera la solución del mundo, lo diríamos claramente. No lo esconderíamos debajo de cosas ambiguas.

En general los artistas estamos diciendo cosas que ya se han dicho. Lo que tratamos es de decirlo de otra manera. Y es que existe esta paradoja de que para ser políticamente correcto en el ambiente artístico, hay que ser políticamente incorrecto en la sociedad en general.

Igual, hay mensajes que sí se tienen que seguir diciendo, pero a veces terminan perdiendo sentido y terminan siendo trillados, por ejemplo el Proceso. Estoy totalmente de acuerdo con que es algo que no se tiene que olvidar, que hay muchas cosas pendientes al respecto que se tienen que resolver, pero hay tanta gente que ha abusado de ese mensaje, y que lo ha usado porque “queda bien” en una obra artística y porque es políticamente correcto.

 

Ser dramaturgo reconocido, ¿es a esta altura una presión?

Sí, hay una responsabilidad, tengo que ser constante en esto, porque esto es mi trabajo, o sea que yo de lunes a sábado tengo que estar escribiendo. Tengo que tener esa responsabilidad de decir que todos los días, cumplo un horario para escribir, aunque no salga nada.

 

¿Por qué pensás que se dio este fenómeno de que te elijan muchos elencos, en una etapa joven tuya?

Creo que tiene ver un poco con el tema del humor, y otro poco con la búsqueda. Seguramente hay muchas cosas en común entre mis textos, pero no se parecen, son historias distintas. La estructura del relato es muy distinta una de otra. Nosotros somos una sociedad que consume muchos relatos todo el tiempo, no es lo mismo que hace sesenta años. Consumimos relatos en televisión, en cine, etc. y el público va internalizando estructura, y entonces es más difícil sorprenderlo. Uno como autor tiene que pensar en cómo se estructura esta historia y cómo sorprender al público.

 

Te pediría que ensayes una definición desde tu experiencia, de teatro, dramaturgia, y humor…

La dramaturgia para mí es escribir imágenes. Yo trabajo mucho con el texto, pero es escribir imágenes o que se ven en escena o que se producen en la cabeza del espectador. Por ejemplo “Freakshow” tiene muy pocas cosas en escena, pero me había propuesto jugar con la imaginación del espectador para construir mundos en su cabeza. Es decir construir la escenografía en la cabeza del espectador. La obra abre con un monólogo de una personaje que está en la oscuridad, para dejar en claro la propuesta, de que éste personaje va a hablar, y ustedes –el público- van a colaborar construyendo en sus cabezas los mundos con los que vamos a trabajar.

El teatro para mí tiene mucho de caos desafiante, donde uno llega con una idea, pero los actores que están nerviosos, y tienen diferentes procesos, hacen que uno como director no sepa cómo va a salir la cosa.

Y el humor es un ejercicio intelectual, y cuando funciona bien, es una experiencia de comunión.

 

¿Además de Jujuy donde te convocaron para dirigir una obra tuya (“Un tonto en una caja”), en qué otra provincia te pidieron la dirección?

En Salta, dirigí “Oniria” cn el grupo peso Neto; y “Verduras imaginarias” con el elenco d Carlos Delgado. Me gusta esto de salir a otro lado, porque me encuentro con actores que no elegí yo.

 

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