Comenzó «Maestros y discípulos» con Ernestina Cari y Fortunato Ramos, charlando y musiqueando


En Humahuaca, dio inicio la segunda edición del ciclo “Maestros y discípulos”, que organiza la Secretaría de Cultura de la Provincia de Jujuy. Este año se realizarán ocho encuentros con artistas referentes de la cultura jujeña (tal como se hizo el año pasado), para conversar y homenajearlos por su trayectoria y legado.
Los maestros homenajeados en esta oportunidad fueron dos de los referentes históricos de la Ciudad Histórica y de la provincia, Ernestina Cari (de las Hermanas Cari) y el músico y poeta Fortunato Ramos.
Una muy cálida convocatoria de público local, abrazó la propuesta que comenzó con música en vivo de parte del anfitrión Juan Cruz Torres (a cargo de la casa) y su compañero musical Lucas Gordillo.

Cuando Ernestina Cari se sentó en el sencillo escenario preparado para la charla, lo primero que le dijo a Juan Cruz, fue que le había recordado a su padre. Es que Las Hermanas Cari (Ernestina y su hermana ya fallecida, Candelaria, con quien conformaba un dúo de copleras y de diálogos graciosos), junto a Fortunato Ramos y otros artistas de la misma talla, supieron recorrer escenarios del mundo con la cultura quebradeña, de la mano de Jaime, quien falleció en 2018.
La Casa del Tantanakuy, centro de cultura pura creado por el maestro Jaime Torres, fue el escenario elegido. Es la primera vez que el ciclo sale de la capital, y es la idea de que, en los próximos meses, continúe por otras ciudades del interior.
Esta vez, el nombre de “maestros” era literal, porque ambos homenajeados, además de ser maestros por su arte, fueron maestros efectivamente de las escuelas rurales de la quebrada. Con larga experiencia en la docencia de niños muy humildes de los pueblos de Humahuaca.
Ernestina tiene 90 años, y toda una vida de sabiduría para contar, y lo hizo. Habló de su tiempo de maestra, de cómo tenía que caminar 17 horas los lunes para llegar a la escuela donde trabajaba, y 17 horas de vuelta los viernes para volver a su hogar. Recordó que su esposo la acompañaba parte del camino porque ella debía llevarse consigo a su hijo bebé y el bolso de ambos.
Aun así, dice que amó su profesión y nunca abandonó esa pasión. Se proponía educar y formar a sus alumnos, casi hijos, y los aconsejaba para que estudien, valorando el esfuerzo de sus padres.
La propuesta cómica-teatral improvisada de las Hermanas Cari, se presentaba en festivales y diversos escenarios del país y del mundo. No es una obra, no es un stand up, ellas no eran actrices, y sólo habían aprendido a coplear con sus alumnos en las escuelas donde enseñaban. Pero sin dudas esa propuesta se trasformó en un show, que además de muchas risas llevaba un poco de actualidad al público, en medio de las presentaciones de Jaime Torres, Tomás Lipán, Fortunato Ramos, Tukuta Gordillo, entre otros que conformaban ese equipo de primero que llevó la música y las tradiciones jujeñas a las tablas de distintos lugares.
Fue el maestro Torres quien las invitó a Buenos Aires, y la primera presentación la hicieron nada más y nada menos, que en el escenario del Teatro Margarita Sirgus.
Para sorpresa del público presente, Ernestina se animó una vez más a los diálogos. Ante la ausencia de su hermana, hoy le hacen el apoyo su hija y su nieta, “las dos tienen mi chispa”, comentó fuera del escenario y antes de subir para la charla, anticipando que iba a dar un espectáculo esperado que a muchos nos provoca nostalgia. Y así fue, su hija Silvia la acompañó para hablar un poco del “wathsapp” y de la “hija que se fue a estudiar a Buenos Aires y vino modernizada”. El público se emocionó y volvió a reír a carcajadas en este momento especial.

Luis Canciani de la Secretaría de Cultura le entregó dos retratos fotográficos realizados por el artista Walter Reynaga, como obsequio para la maestra, que también copleó para cerrar la charla.
La segunda parte de este encuentro era con el maestro Fortunato Ramos, quien subió con su acordeón, lo dejó a sus pies, y la charla fue corta. Él contó lo que quería, y habló de lo que sentía. Recordó a su hijo fallecido, el ingeniero nuclear, Rubén Fortunato Ramos, quien sin dudas está grabado en su corazón, su memoria y su respeto.
Él, maestro y poeta, reflejó en sus obras la realidad de sus alumnos y sus sufrimientos.

Llegó con su erke a los escenarios de Divididos y con todo su ser a los escenarios de Europa y Japón, con el staff de grandes creadores que mencionábamos anteriormente.
Él también recibió sus retratos fotográficos de regalo, e inmediatamente manifestó su deseo de musiquear y les pidió a Juan Cruz Torres y Lucas Gordillo que lo acompañen. Y esa fue su mejor charla.